¿Qué pasa con las mascarillas en Valencia?

La Policía Local ha impuesto ya 800 multas por no llevarlas y los rebrotes en varios municipios alertan ante otro posible confinamiento

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Desde el inicio del estado de alarma la Policía Local de Valencia ha impuesto ya 800 multas por no llevar mascarillas. Como si el virus fuera cosa de otros. «Ha costado muchísimo llegar hasta aquí y no podemos dilapidar el esfuerzo tan grande que han realizado profesionales sanitarios, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y toda la sociedad durante el confinamiento. La Policía Local ha sancionado y sancionará», ha señalado el concejal de Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Valencia, Aarón Cano

Y es que el temor a un posible reconfinamiento es real. De hecho, como primera medida de seguridad, el presindente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha asegurado que «estamos reflexionando ampliar la obligatoriedad del uso de la mascarilla», ya que ahora mismo únicamente es obligatorio en aquellos lugares en los que no se pueda mantener la distancia de seguridad. 

Los rebrotes en varios municipios valencianos como Gandía, Santa Pola, Sueca o Castellón han encendido la alarma en el Gobierno valenciano, que teme seguir los pasos de Lleida. «La responsabilidad personal no puede recaer simplemente en la normativa; es fundamental que cada persona sea consciente de que su actitud está provocando que las cosas vayan mejor o que pueda haber otras personas que puedan contraer la enfermedad por su irresponsabilidad», ha afirmado Ximo Puig

Operación «Face Mask»

Además, la polémica por las multas impuestas por no llevar mascarillas se produce después de que la Guardia Civil demantelara ayer la conocida como Operación Face Mask.

Se trata de una red de la que también se han encontrado registros en Zaragoza y Guipúzcoa, que vendía mascarillas caducadas desde 2014. La operación se saldó con 14 detenidos y 300.000 mascarillas intervenidas, que las comercializaban, según explicó la Guardia Civil, «cambiando los envases de las mascarillas, donde se indicaba la fecha de caducidad de las mismas, por unas bolsas transparentes en las que ya no aparecía fecha alguna. Estas se introducían después en cajas más grandes y así ya no había ni rastro ni de la fecha de caducidad».

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