¿Qué pasa con el fútbol femenino?

La cancelación de la liga Iberdrola provoca una merma en los ingresos de los clubes y pérdidas cifradas en 600.000 euros por la no emisión de los partidos

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El fútbol ha vuelto, pero no para todas. El pasado 11 de junio, la LaLiga Santander retomaba la celebración de todos los partidos porque el fútbol masculino de Primera y Segunda División está catalogado como ‘deporte profesional’. Mientras tanto, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió que finalizaba de forma definitiva la liga femenina por el coronavirus.

“Si fuese una liga profesional no hubiera pasado, y si la Federación contase un poquito más con los clubes nos lo podríamos haber evitado”, asegura el presidente de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF), Rubén Alcaine. De hecho, los clubes han tenido alguna merma en los ingresos y la ruptura del contrato con Mediapro, compañía de producción que emitía los partidos por televisión, ha supuesto unas pérdidas cifradas en 600.000 euros.

Actualmente, en España solo poseen la clasificación de deporte profesional la Primera y la Segunda División y la ACB. Una desigualdad que la RFEF intentó encubrir hace unas semanas con la invención de un nuevo calificativo para la primera división de la liga femenina, “deporte profesionalizado”. “Lo de la Federación es nada, denominar profesionalizado dentro de la Federación a efectos internos u organizativos es como si quieres denominarla premium, pro, élite… Nosotros lo que pedimos, por parte del Estado, es la calificación profesional. Ahí evidentemente hay un salto, sobre todo, en poseer la gestión de los ingresos que a día de hoy no los tenemos”, denuncia Alcaine.

La decisión de luchar por la igualdad de ambas ligas también la respaldan otras entidades como el sindicato Futbolistas ON. Ellos defienden la salud y el cuidado de las jugadoras, “pero si se hubiera hecho un esfuerzo como en los equipos homólogos de la liga masculina, habría sido mucho mejor”, señala la gerente de Futbolistas ON, Tamara Ramos.

La proyección del fútbol femenino en España ha crecido sobre todo en los dos últimos años. Partidos multitudinarios, como el encuentro entre el Atlético y el Barcelona en 2019 que congregó a 60.739 aficionados, muestran el interés que la sociedad ha ido adquiriendo por el fútbol femenino.

Ahora, la solución para evitar nuevos golpes de este calibre “pasa por que el Consejo Superior de Deportes califique a la primera división de fútbol femenino como una competición profesional”, concluye Alcaine.

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