¿Qué ha pasado con los incendios forestales este verano?

Se han registrado únicamente 169 en todo el verano, lo que supone una reducción del 25% respecto al curso anterior

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Como si el coronavirus también hubiese infectado a los incendios forestales, este verano se han producido 56 menos que en el mismo periodo en 2019. La dinámica es totalmente positiva en este sentido: se trata del mejor dato histórico por segundo año consecutivo y han descendido un 36% respecto a 2010. 

Todo ello a pesar de las alarmantes previsiones: a principios de julio la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE) aseguraba que era una de las «campañas más difíciles». En parte por la incidencia de la Covid-19, que ha obligado a implementar unas medidas extraordinarias de protección del personal y ha disparado el turismo rural en un contexto de huída de las grandes aglomeraciones. Por otra parte la climatología también ha jugado un papel fundamental: la elevada pluviosidad de la primavera provocó un aumento de la vegetación de monte bajo, lo que encendió todas las alarmas ante un verano que se esperaba muy seco y con temperaturas muy altas.  

La prevención, la clave

El director general de Prevención de Incendios, Diego Marín, ha situado la clave del éxito en el «trabajo continuo, 365 días al año» en materia de prevención, aunque sin olvidar que el verano es una época marcada por el alto riesgo existente.

«Por el momento, la estadística oficial de incendios de 2020 nos hace ser relativamente optimistas, ya que nos situamos por debajo de la media en esta época del año tanto en número de incendios como en superficie quemada», ha asegurado.

Marín también ha señalado el trabajo esencial de los cerca de 800 profesionales –entre técnicos, agentes medioambientales y personal del servicio de Vigilancia Preventiva– en la información y formación de los usuarios del terreno forestal, la planificación en la vigilancia y respuesta y la ordenación del territorio; un conjunto de factores que ha contribuido junto con la climatología favorable a obtener las cifras expuestas.

Planificación y minimizar los efectos

El director general, que ha defendido «no bajar la guardia y seguir trabajando en la senda de la progresiva reducción», ha desgranado algunas de las medidas que se han implantado en materia de prevención de incendios para hacer frente a la temporada estival como el «refuerzo con personal técnico de la Unidad Técnica 902 y del Sistema Integrado de Gestión de Incendios Forestales (SIGIF), ya que son pilares fundamentales de todo el operativo de prevención de incendios».

Respecto a la vigilancia, ha explicado que se ha aumentado el periodo de permanencia de más de una docena de observatorios forestales, además de incrementar las unidades de prevención a 66 con la incorporación de dos nuevas en Cortes de Arenoso y San Vicente de Cortes (Castelló) y añadir nuevas infraestructuras como el Observatorio de Desert de les Palmes y la profunda remodelación del situado en la Font Roja, «con el fin de mejorar las condiciones y la capacidad de visión del territorio».

En cuanto a las actuaciones en materia de prevención de la propagación de un incendio forestal, se trabaja en la red de áreas cortafuegos, en el mantenimiento y conservación de depósitos de agua, y en el acondicionamiento y mejora de diversas infraestructuras de apoyo a la gestión, prevención y extinción de incendios forestales, como son la red de caminos y pistas forestales que permiten la vigilancia y detección de incendios, así como un rápido acceso a los medios terrestres.

Reparación pistas forestales

En este sentido, se han destinado más de 4,9 millones de euros en obras de emergencia para la reparación y recuperación de los caminos y pistas forestales afectados por los violentos temporales de lluvia de septiembre 2019 y de enero 2020, con cargo a la Generalitat y al Ministerio de Agricultura.

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