Las colas del hambre se ceban con Cáritas: atienden a 12.000 familias

Las parroquias de Valencia se sienten desbordadas ante el alud de personas que acuden en busca de ayuda, muchas de ellas por primera vez

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La crisis de la Covid-19 ha empujado a más de 12.000 familias vulnerables a pedir ayuda para poder substitir a través de las parroquias y las Cáritas de la diócesis de Valencia, ante la situación de crisis social y económica que ha generado la pandemia del coronavirus. 

Las familias vulnerables han solicitado ayuda para las necesidades básicas, la alimentación y la vivienda tras quedarse sin empleo o estar afectaados por los ERTE. Así lo ha explicado el Arzobispado de Valencia a través de una nota, donde ha recordado que las ayudas incluyen pagos a alquileres y suministros. 

Las 435 Cáritas parroquales han intensificado su labor ante la crisis sanitarias. Es el caso de la San Miguel Soternes de Mislata, donde se ha atendido a un total de 217 familias o, lo que es lo mismo 670 personas. Según ha recogido Europa Press, el sacerdote Olbier Hernández ha advertido que vamos hacia otro episodio de crecimiento y avalancha de necesidades básicas», por lo que hay que «estar preparados».

Ampliaciones a marchas forzadas

Actualmente, la Cáritas parroquial de San Miguel de Soternes está construyendo en sus locales una cámara frigorífica para conservar alimentos frescos. «Ya hemos habilitado una dependencia para tener stock, de un mes para otro, porque esta situación se está complicando», ha explicado el párroco.

Los repartos de alimentos son siempre la última semana de cada mes, pero todos los días atienden a personas que acuden a las instalaciones, «muchas de ellas por primera vez», ha relatado Olbier. El párroco ha considerado que las necesidades en esta segunda oleada «van a ir a más», porque muchas personas que perciben la ayuda del Estado o el ingreso mínimo vital no lo han cobrado todavía».

El drama de la pandemia: el caso de Camilia y Daniel

Una de las familias que está experimentando en primera persona las dificultades derivadas de la pandemia es la formada por Camila y Daniel, un matrimonio joven con una bebé de 15 meses, que trabajaban en un bar próximo a la parroquia de San Miguel de Soternes y se han quedado en paro en plena pandemia.

«No quedamos sin trabajo, sin ingresos y la parroquia nos está ayudando en todo, nos da comida y atiende nuestras necesidades básicas», ha explicado Camila, que se muestra «muy agradecida» y «muy reforzada en su fe». «Seguimos asistiendo a personas que están en la calle, cada vez más familias enteras que tienen que elegir entre comer u otras cosas y esto va a más, nos dirigimos a una crisis general», ha advertido

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